En personas sin trastornos mentales, siempre cabe la opción de poder tener un día malo por el motivo que sea, pero ¿qué pasa cuando ese día lo tiene un paciente con depresión? Lo primero es el desconcierto en ese paciente que no sabe por qué hoy está "de bajón" y entonces en el paciente y su entorno saltan las alarmas. Siempre ante una situación de cambio emocional, debemos tener presente las causas que lo provocan, ya que de esta manera, podremos identificar mejor si es por una causa justificada o no.
Está estudiado que en más del 90% de los casos los motivos no justificarían ese sentimiento, pero eso es otra cuestión, porque lo que realmente nos preocupa como pacientes es identificar si es algo puntual o el inicio de una caída a los infiernos de nuevo. La respuesta a este artículo es que cada uno debe valorar si realmente hay motivos o no, si es que hoy simplemente tenemos un mal día, como puede tener cualquiera o no. Para mí la respuesta es "fácil", ya que la bajada a los infiernos es una concatenación de situaciones y no una sola, por lo que esas pequeñas alarmas por sí solas no forman un código rojo. Recordar siempre que este tipo de artículos son muy personales y solo buscan poder ayudar a quien se pueda sentir identificado en mi misma situación. Todos tenemos derecho a tener un día en el que las cosas no fluyen, pero eso no quiere decir que necesariamente estemos teniendo un bajón de un estado de estabilidad, o que estemos empeorando. Por lo contrario, si se suceden una serie de acontecimientos de tipo depresivo como, días malos, dejadez de los hábitos saludables, en ese momento será cuando debamos intervenir, o bien poniendo en práctica las herramientas que tengamos a nuestro alcance, como ejercicios de meditación, Tapping, del cual os hablaré en un próximo artículo y otras muchas o si es necesario acudiendo a una visita de urgencia si comenzamos a tener pensamientos negativos. Todos tenemos derecho a tener un día malo, un enfado o una apatía, no por eso estamos recayendo.
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